El Bendito Poder de la Gratitud
¡Gracias!
¡Gracias! ¡Gracias!
Si existe una
palabra mágica por excelencia esa es: “gracias”. La gratitud es un don, una
habilidad, una expresión que puede cambiar tu vida. Agradecer por cada cosa que
tengamos o por cada experiencia que nos suceda es poner nuestra atención hacia
lo bueno y lo sano. Es poner nuestro enfoque hacia la riqueza y la abundancia
para dar cabida a más riqueza y abundancia. Hacia donde ponemos nuestra
atención, hacia ahí vamos.
Sí, yo sé que eso
suena a cliché pero no lo es. Tal Ben-Shahar, el profesor más popular de
Psicología Positiva en Harvard, en su libro “Practicar la Felicidad” pone a la
gratitud como la primera habilidad, el primer aspecto que hay que tener en
cuenta para ser más felices. Una persona agradecida es una persona feliz.
Mientras más agradecido seas, más feliz serás. Es una acción que necesita ser
llevada a cabo constantemente y no tiene fin.
“La raíz de todo bien reposa en la tierra de la gratitud.”— Dalai Lama
Agradece a Dios, al
universo o a lo que sea que creas, todo lo que hay a tu alrededor y lo que
tengas al alcance de la mano. Si es que te parece que no hay nada para
agradecer, busca con más intensidad. Hasta lo más pequeño es motivo de
gratitud. Por ejemplo: tener la capacidad de caminar, tener el juicio sano,
poder darte cuenta de un error y ser capaz de corregirlo, estar sano, estar
respirando y miles de razones más.
Cada noche o cada
mañana date tiempo para agradecer por cinco a diez cosas en tu vida. Escríbelas
en un diario. Cuando no te sientas de la mejor manera, sabrás que podrás
recurrir a esas anotaciones que te harán automáticamente sentirte mejor. Es así
como funciona. Pensamientos positivos dan ideas positivas, e ideas positivas
crean acciones positivas.
No lo olvides.
Entrena tu gratitud, enciéndela.
Luego,
#MantenteEncendido.
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